jueves, 7 de febrero de 2013

Un nuevo leñador ( y no odio a Walt Whitman )

Que se levante un leñador al sur del Río Grande
Allí donde comienzan todas nuestras naciones
y el español empieza su estructura divina.
Que en sus venas estalle la sangre latinoamericana
y haga temer a los ponientes con su risa y sus arpas.
Un titán fortachón que pueda derribar a las secuoias
que quieran extender sus raíces sobre nuestra literatura.
Que tome el hacha vetusta de Whitman o Alan Poe
y con fuerza volcánica destruya sus epítetos y formas
si cruzan a poner fuego en nuestras praderas.
No tengo nada contra ti, norteamérica
para mí eres un hermano como lo son todo hombre
y admiramos el nudo de nuestras democracias.
Pero tu pueblo no es de pedernal o bauxita.
No hay la gigantez de Borges o Neruda en tus poetas.
Es verdad que a veces nace un zafiro en ti
pero no puedes comparar su ritmo pastoral con el nuestro.
Tenemos el canto de la Tierra Prometida y en él nos regodeamos.
Que se levante convencido un nuevo leñador
y corte cualquier raíz norteña que quiera invadirnos.
Que desentierre el hacha de los guardianes que resucitan
y ponga un muro poderoso entre ambas lenguas:
Aunque bueno sería intercambiar las savias y la sabiduría.
Los poetas norteños han dejado cúmulos de rastrojos.
Los sureños un rastro domador, veraniego, solar.
No podemos dejar que profanos sugieran que aquellos nos superan.
Como no puede permitir el océano que lo afrente una ola solitaria.
Los labios de latinoamérica son hervidero galante y supremo
de versos que han hecho tiritar al planeta y a las constelaciones.
Ha resucitado la alegría en los que van conjugando un recio castellano.

La risa ha manado de niños y niñas como en el Paraíso
la Gloria de Dios recibió exclamaciones grandiosas.
No le quito al Norte magnitud ni melodía
más a veces sus versos no son más que cañones obscenos.
Levántate leñador sureño ante esta severa y voraz contingencia.
y los intelectos brutales de algunos que quieren confundirnos.
Sé más grande que Altazor: Levanta tu machete de imágenes
para acabar con toda ofensa o cuestionamiento que contriste.
Que rueden cabezas si es necesario, ángel nuestro.
Llamea sobre los infámes con un sable espinoso y heridor.
Y haz callar con tu silbido a los que se creen grandes y se engañan.
Hay politiqueritos que no reconocen la sangre de tigre que compartimos,
ni el color turbulento de la lava ni la furia briosa del volcán,
que se ha distribuído en nuestros Prodigios sin hacer excepción.
Levántate y crea con tu hacha eminente
un rincón donde podamos cantar libremente por todas las edades!
un rincón donde podamos cantar libremente por todas las edades!

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