El día ante mi intenta levantarse
en una arquitectura de desvanecimientos.
Las sombras son etéreas circunstancias
El vacío puebla el minuto.
Cada segundo en siglos se segmenta
y no llega el Sol inagotable.
Abro mis párpados en el tiempo sin peso
y en la estancia del instante vácuo.
Hay voces que gimen y se arrastran
y sollozos vagarosos que nacen.
Yo respiro soledad y penúmbra
y lo más elemental del vacío.
Yo mismo no tengo consistencia
y me ahogo en mi conciencia errátil
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