Róbame el corazón
róbame el alma.
Róbame las cosas que predico.
Quitame, si quieres, el sol tornasolado
y las muchachas que bailan a contraluz.
Quítame el rostro, quítame el aire
quitame manuntención y serenidad.
Pero no tu sonrisa palpable
y los besos tiernos que sanan a mis ojos.
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