jueves, 7 de febrero de 2013

Sequedad

Ya no puedo más querer con amargura
sabiéndo que te irás sin delatarlo
asolando mi mordiente demencia:
Perdida mi memoria/ desflorada/
de tantas veces habitarte y sorberte
y creer que alguna vez no te arrastres
hacia tu espantosa adicción a pasar
una y otra vez por mi angustiada vida.

Cuando creo poseerte, te pierdo,
como una duna que cae ante los ojos de un ser durmiente.

Te tiento, me deleitas, te destiñes.
Así has entrado en mi insomnio
seis veces en seis años.
Es inhumano que prosigas.

El irte me produce sequedad y desgaste.
Te fuera justo saber que me devoras
/que me haces añicos/.
Que me despeño y desbando por siete madrugadas
luego que tu partida me incapacita
y se me encima el suelo sobre el alma.

No tienes derecho a resumirme a frustraciones y esperas...
Sincérate en no usarme más ni destrozarme.

Dime que tu visión no vendrá venenosa
aunque me queje y dañe mientras bajo a la tumba
y deje mi cuerpo esparcirse entre el tilo.

No vuelvas más: Revivir ya no quiero.
Regálame la paz que siempre te he pedido.
Deja que me derramen y me liben.

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