Repetiría
tus formas, tus fuentes
tus prodigios
delante de cualquier proclama sólida
- Aún bajo las concepciones de los mares ansiosos -
No me arrepentiría de hurgar el bello velo fresco
que, a la vez que lo palpo, tiene temor de muérdago.
Jamás me cansaría de alcanzar tus manglares
y acostarme con ellos, mientras labras al hijo.
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