más los años caminan:
Tu silencio no es ruido,
tan solo es certidumbre.
Anclada en esta hora
de tu ser fugitivo
recuerdas cómo eras
si te llevaba el viento.
En momentos constantes
ambos imaginábamos
nubes y sol violetas:
Lejanías que venían
del prado de la música.
Anuencia de dos copas
ayuntadas en sangre
y jamás divorciadas.
El horizonte ardíacon colores y voces
cuando éramos columna
de seres erizados.
Los murmullos del mundo
los capturaba el tiempo
mientras nos disgregábamos
en sólidos latidos:
Parejas arrimadas
en ímpetus insólidos
como barcas de pieles
por amor, alumbradas.
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