de sangre, sed, de esperanzas abiertas
ante tu costa enhiesta yo me inclino
declarando mi fe a tus banderas.
Cuando partí se aclararon mis ojos:
A otros golfos llegué y caí hincado:
No supe que eras tú mi gloria
lugar encantatorio de virtudes
vida que se entregaba asidua:
frente primera por mí jamás soñada.
Quise y quería y fui amado poco;
ninguna retribución logró saciarme.
En otros labios me refugié, buscando mucho
no encontrando más que sesgos y guadañas.
El centro de mi ser, deforestado,
trató de asirse a la mujer ligera:
Allí fue la copa del momento maligno,la desidia y su aroma que me timaron siempre.
Pero cuando me derramé en mis vestigios
y la acritud tomo mi cuerpo por trofeo
recordé cómo eran tus sabores
y el frescor dulce de tus maizales nuevos
y volví a ti, mirada siempre tierna,
pan de cobijos que abrigabas mi cuerpo
y en la ensenada tibia de tu ombligo
asenté raíces para salvaguadarme:
Pacto de pactos, a tus predios me acerco
para tomar de aquello que no me fue negado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario