Para mi libertad no basta un beso
ni una tierna caricia sin jactancia.
Para mi libertad y plena complacencia
tú y tu cuerpo de hermosas armonías,
la estridencia de amores que te puebla la mente
la risa caudalosa que viertes en mareas.
Para la idea precisa de sentirme vivo
tus manos arrullándome el cabello,
tus caderas de fragancias vegetales
y ese cariño puro que sale de tus poros
Tu carne frondosa, donde dejar mi aliento
y un lecho de almácigos donde saciar las hambres.
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