Veo tu pasar airoso entre los cántaros blancos
oigo cantarte al aire con soplos amarillos
y rendirte homenaje el maíz siempre verde
Te miro, te suplico y te rezo, cual indígena
que le contó a su tótem cuando estaba en suplicio
y el conquistador albino castigaba sus pasos
clavando en sus espaldas el peso de su fuete.
Centella mía, relumbras en vapores
y, adonde quiera que mires el mundo va mirando
que en todo engendras vida y voluntad arcillosa
y las mariposas tienden a sosegar a las piedras.
Si nombras a los vientos, estos nacen y crecen.
Si nombras a las aguas se levantan y tuercen
los cauces siempre secos hasta tornarlos ríadas
que pasan por los puentes que hacen las alamedas
hasta dar impetuosos con su misma vorágine.Si hablas de los tiempos, estos se hacen transparencias
y me penetran el pecho sembrandome las dudas
que para conquistarte tiene mi yo lacónico
que jamás cuestionó tus gestos de princesa
ni la alfombra de reina que brilla cuando pasas.
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