Para mí la fragancia de tus días,
el enjambre caudaloso de tu abrazo,
la fontana de besos que desprendes.
Para mí la plenitud de tus pechos cimeros
el ír y venir de tu risa estridente
( y repito, sin pena )...
Esos pechos de fuego donde Eros pernocta
en los que quiero esconderme cuando la noche viene
para degustar los mariscos que se cuecen en vilo
en esa piel tan dulce que te da melodías.
Bella:
Cuando el calor nos cubra la frente a marejadas
y el vino se cuele en lo amplio de tus venas
seremos tú y yo, dos seres encendidos
esculpiendo en la tierra las viandas de la vida.
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