cayendo en el deslinde de tus faldas
que no evita las confusiones con tus labios
rojos, rojos carmín, rubí pulido
en los que aflora un sentimiento granate,
un movimiento silencioso de silicio
bajo los pliegues de esta tarde en llamas.
Sórdidos movimientos: los ojos del transeúnte:
locomotora que enviste a tu mover sinuoso.
¡ Tántas conflagraciones encienden aquí y allá !
¡Tanta pasión ciega a tu mirar de vértigo !
En los vahos de tus satines te levantas
mientras las diluciones me saturan los párpados:
Te veo pasar y sé que me transmigro:
que he pasado mi yo y me acerco a tus pómulos.
Labios anaranjados se te han acaecidoy un iris sustancioso plasmado de tu enigma.
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