Bajo los álamos en secretismo, un río
que va poblando de pompa a las camelias.
Cinco o siete pinos de color durazno
dormidos sobre ramas cristalinas:
Las hojas lo trepan y en aleluyas se levantan.
Diafanidad de lo diminuto entre musgosos verdes.
Camina la hormiga inmersa en su mutismo.
Hongos, hongos que cruzan las arterias del prado.
Debajo de la misma piedra que intentó semejanzas
la lombriz y su bailante clandestina.
La hondonada abriéndose ámpliamente,
como una muchacha que se abraza a su amante.
El carbón dejando su eterna huella negra.
La nevisca que asoma con ausentarse.
Frutos grandes, estáticos, por siempre implosionando.
Granadas y naranjas con estelas menguantes.Por aquí está mi paso de infante, que se perdió en los niños
que pasaron por aquí antes de hacerse fusileros:
Yo me dispersé en estas cosas y me disipé
antes que dentro de mí se perdieran sus cantos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario