Los pasos de Eros tras la rosa corroída:
Desolación ecuánime más allá del maizal.
Cargada de una consciencia que expiró en vahidos
la monumental, la égida, la insana y sus marismas:
En la cavidad de su mente lleva un sigilo enfermo:
Es ánfora de años, maldades a siniestra
a diestra, a todos lados, degradándose loca
en la barbarie misma de su silbido atónito:
¿ Qué la llevó a sufrir esa cólera estriada ?
¿ Quién la empujó a comer de esa vianda vacía ?
Hizo una mano la podre y creó su corazón:
Cayó por los rastrojos poblados de ceniza.
Artera, activa, soberana de fábulas,
¡ pobre del que lloró en las puntas de su manto !
Hoy se viste de luto ante seres procaces
y se mantiene insana con sus rictus luctuosos:Si algún misántropo viene y la ve de reojo
caerá en las miserias de sus vertientes sucias.
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